Pilsen Zoo
En libertad
Zoo de Santillana del Mar, Cantabria
LINNAEUS, 1758
La
abubilla, de unos 28 cm de longitud, es un ave fácil de identificar gracias a
su aspecto que la hace inconfundible. Su gran copete eréctil y su plumaje pardo
anaranjado, con las alas provistas de llamativas fajas blanquinegras
contribuyen a que tenga un parecido, mientras vuela, a una gran mariposa.
También es muy característico su largo pico, ligeramente arqueado hacia abajo.
Las patas son cortas y robustas, lo que ayuda a la abubilla a desplazarse
caminando cuando está en el suelo. Prefiere habitar en terrenos secos y
cálidos, también puede aparecer en zonas rocosas o en las proximidades de los
poblados humanos, si éstos le ofrecen viejos paredones en los que pueda
nidificar. La abubilla camina por el suelo en busca de alimentos. Es aquí donde
captura grandes insectos y sus larvas, y también arañas, lagartijas y otros animales
pequeños, extrayéndolos de los escondrijos y resquicios en la tierra y entre
las rocas. Si el suelo es blando, introduce entonces su pico profundamente para
extraer sus presas. Antes de engullir los grandes insectos, los limpia de sus
partes más quitinizadas, para conseguirlo los sujeta con el pico y los golpea
contra el suelo todo el tiempo que sea necesario hasta que logra separar el
blando cuerpo del animal. Después lanza el alimento al aire para volverlo a
coger con el pico muy abierto.
Zoo de Varsovia, Polonia, 08/2020
Sus lugares de incubación los
establece en las oquedades de árboles viejos, aunque también puede nidificar en
paredones, entre montones de piedras o en apilamientos de madera. La hembra
deposita 6 o 7 huevos. La incubación de los mismos la realiza únicamente la
hembra, si bien es alimentada por el macho. Los polluelos rompen la cáscara del
huevo al cabo de 16 a 19 días, a grandes intervalos los unos de los otros, y la
hembra sigue cobijándolos aún bajo sus alas durante bastante tiempo. Las crías
abandonan el nido a los 20 o 27 días, pero siguen dependiendo aún, durante
algún tiempo, de la alimentación que les proporcionan sus padres. Es conocido
el fétido y nauseabundo olor que despiden los nidos de abubilla y ello es
debido a una secreción que expele la glándula uropigial de la hembra. Si un
enemigo se aproxima al nido, la abubilla levanta la parte trasera de su cuerpo
y le arroja sus excrementos con enorme puntería, mezclados con esta secreción
pestilente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario