Tierpark Berlín, Berlín, Alemania
Pairi Daiza, Brugelette, Bélgica
LINNAEUS, 1758
La cobra de el Cabo (Naja nivea), al igual que muchas especies del género Naja, tiene una longitud máxima de un metro y medio. Si bien predominan las tonalidades claras uniformes para el cuerpo de este animal (de ahí el calificativo nivea, del color de la nieve), se encuentran ejemplares amarillentos, dorados, rojizos, ocres y negruzcos. Un rasgo distintivo de la especie es la forma y dimensiones de la cabeza, siendo más grande y ancha que en otras cobras. Como toda cobra, despliega la capucha que se extiende entre la cabeza y el cuello del animal, cuando se siente amenazada o se halla alterada. Los ojos son relativamente grandes y, a diferencia de muchos reptiles, con una pupila redonda.
En estado silvestre, la cobra de el Cabo se encuentra en Sudáfrica, Lesoto, Botsuana y Namibia, de preferencia en terrenos secos. Aunque son, eminentemente, terrícolas, tienen gran habilidad para trepar y encaramarse en la copa de los árboles.
Museu Blau, Barcelona, España
Museu Blau, Barcelona, España
Tierpark Berlín, Berlín, Alemania
Se encuentran activas tanto de día como de noche, dependiendo su actividad, más que de la luminosidad, de la temperatura del medio ambiente.
La dieta de esta cobra se basa en la ingesta de pequeños vertebrados (principalmente, roedores y reptiles, incluidas pequeñas serpientes) y, en menor medida, invertebrados.
Son animales de reproducción ovípara. Una vez fertilizada tras el apareamiento, la hembra realiza una puesta, que oscila entre ocho y veinte huevos, de forma más alargada que ovoide. La incubación de esos huevos, efectuada por medio del calor de los rayos solares, tarda, aproximadamente, entre siete y ocho semanas, al cabo de las cuales nacen las crías, de alrededor de treinta centímetros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario