viernes, 8 de diciembre de 2017

CABRA MONTÉS / SPANISH IBEX (Capra pyrenaica)


   Cabra montés de Sierra Nevada (C. p. hispanica)
   Molló Parc

    Cabra montés de Sierra Nevada (C. p. hispanica)
   Naturlandia, Andorra

   En libertad, 05/2020

SCHINZ, 1838

   La cabra montés (Capra pyrenaica) es una mamífero emblemático de los ambientes de alta montaña, donde habita relieves agrestes y accidentados. Su extraordinaria facilidad para moverse por los riscos más escarpados y su capacidad para trepar por paredes rocosas casi verticales son motivos por los que el hombre siempre a profesado una gran admiración hacia este animal.
   Su cuerpo es recio y macizo, con las patas relativamente cortas, más desarrolladas las delanteras que las posteriores. Mide entre 115 y 165 cm de longitud y alcanza de 65 a 90 cm de altura en la cruz. La cabeza es grande y las orejas pequeñas en comparación a la de otras cabras de parentesco cercano. Los machos poseen una extraordinaria cornamenta, cónica y recorrida por una serie de anillos muy prominentes, que se dirige inicialmente hacia atrás, pero que a medida que crece va curvándose hacia abajo. Estos cuernos pueden llegar a medir hasya 90 cm de longitud, si bien existen citas de ejemplares mayores. Las hembras también presentan cornamenta aunque raramente superan los 18-20 cm.
   Una de las características más importantes de estas cabras son sus pezuñas. Carecen de tabiques interdigitales y de cualquier otra estructura que pudiera impedir su completa apertura cuando se apoyan sobre el suelo, de manera que quedan más o menos abiertas en función de las características del terreno, permitiendo a estos animales desplazarse por los riscos y al borde de los precipicios con la absoluta seguridad y agilidad que les caracteriza.

    Cabra montés de Gredos (C. p. victoriae)
   Cañada Real Open Center, Madrid

   En libertad, 05/2020

   Es una especie exclusivamente ibérica, con cuatro subespecies, y de hábitos gregarios. En general los machos se reúnen en rebaños propios, mientras que las hembras, las crías y los juveniles forman grupos aparte. Sólo en el caso de poblaciones muy reducidas todos los individuos se unen para formar un único rebaño. A veces puede encontrarse algún individuo solitario, casi siempre un viejo macho.
   Las pezuñas, que tan buenos servicios les prestan a la hora de moverse en las escarpaduras rocosas, no están adaptadas para desplazarse sobre la nieve y el hielo. Por este motivo, las cabras acuden a las zonas más elevadas sólo durante los meses estivales, cuando los prados alpinos están en pleno apogeo, totalmente despejados de nieve y ofreciéndoles unos excelentes y jugosos pastos. Por esa misma razón, cuando los primeros fríos comienzan a hacer acto de presencia y las primeras nevadas salpican de blanco el paisaje, los rebaños inician el descenso hacia tierras más bajas, para acabar durante los meses de máximo frío a los pies de las laderas y en los valles, donde encuentran refugio para pasar la época desfavorable.


    Cabra montés de Sierra Nevada (C. p. hispanica)
   Zoo de Barcelona, Barcelona, 04/2011

    Cabra montés de Gredos (C. p. victoriae)
   Zoo de Santillana del Mar, Cantabria

    Cabra montés de Sierra Nevada (C. p. hispanica)
   Zoo de Barcelona, Barcelona, 04/2014

   Se alimentan de toda clase de vegetales, con preferencia por la hierba y los brotes frescos, aunque si la necesidad apremia durante las épocas de penuria, pueden consumir también hojas de pino, cortezas, musgos y toda clase de materia vegetal comestible.
   La época del celo tiene lugar durante los meses otoñales. Las hembras permanecen receptivas a lo largo de casi un mes y medio, y durante todo este tiempo pueden ser montadas por varios machos. Éstos se enzarzan en agotadoras luchas para conseguir el derecho sobre un harén, pues todas las hembras de un mismo grupo se vuelven receptivas de manera simultánea. Durante largas horas los machos entablan combates, en los que se lanzan un contendiente contra otro y entrechocan violentamente la cornamenta para medir de este modo sus fuerzas. El entrechocar de los cuernos produce un chasquido audible a varios kilómetros de distancia. El vencedor se queda con todas las hembras de un harén y las cubre, pero una vez acabado su cometido, las abandona y emprende la búsqueda de un nuevo grupo.
   Las hembras, después de una gestación de entre 23 y 25 semanas, están a punto de dar a luz y para ello se retiran hacia los matorrales para traer a sus pequeños al mundo de una forma tranquila. El pequeño cabrito (aunque a veces pueden ser dos) nace perfectamente desarrollado y en pocos minutos está en pie, pudiendo seguir a su madre el mismo día de su nacimiento. Pasarán algunos días a cubierto, protegidos por la vegetación para que los pequeños adquieran las fuerzas suficientes para poder seguir al grupo. Ese momento marca también el inicio del viaje de retorno de todo el rebaño hacia las cumbres, donde encontrarán los prados frescos.
   Entre los principales enemigos naturales de esta especie se encuentran las águilas reales y los lobos, si bien es en sus primeras etapas de vida cuando son más vulnerables a los ataques de estos depredadores pues un adulto sano es capaz de ponerse a salvo sin problemas. El principal enemigo de la cabra montés es el hombre, quien la ha perseguido durante mucho tiempo con fines cinegéticos, provocando su desaparición en muchos lugares. Esta especie corrió un grave peligro de extinción a mediados del siglo XX, pero actualmente está protegida y vuelve a ser un animal bastante común en muchos lugares de la Península Ibérica.
   En Cataluña, el principal núcleo de población se encuentra en los Puertos de Tortosa y Beseit, en Tarragona, aunque también ha sido reintroducida en otros lugares del país como la montaña de Montserrat.


    Cabra montés de Sierra Nevada (C. p. hispanica)
   Zoo Acuario de Madrid

   En libertad, 05/2020


    Cabra montés de Sierra Nevada (C. p. hispanica)
   Molló Parc

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